La Haya, aceptarla y apludirla
Por Eduardo González Viaña
Aunque el fallo del Tribunal de la Haya no fuera el deseado por una u otra parte, ambos gobiernos deberían aceptarlo desde hoy y ejecutarlo apenas sea posible.
Por Eduardo González Viaña
Aunque el fallo del Tribunal de la Haya no fuera el deseado por una u otra parte, ambos gobiernos deberían aceptarlo desde hoy y ejecutarlo apenas sea posible.
La electa presidenta de la Benemérita Sociedad de Señoras de Auxilios Mutuos de Tacna, Gina Lombardi Vargas, afirmó que el pueblo de Tacna y sus instituciones sabrán recibir el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, sobre el diferendo marítimo con Chile, con seriedad, responsabilidad y patriotismo, porque este debe significar el inicio de nuevas relaciones con el país del sur, en la medida que se cumpla estrictamente lo establecido en el Tratado de 1929 respecto de la frontera terrestre y se cumpla con ejecutar el fallo que La Haya determine, respecto a la frontera en el mar.
La Guerra del Salitre fue tan abusiva e inhumana, que muchos quieren olvidarla pues es difícil convivir con esa carga al lado de sus actores. Por ello anhelamos, en actitud explicable por el psicoanálisis, que el fallo de La Haya del 27 de enero sea el fin de este largo período de quebranto. Y, entonces, se afirma por doquier que la sentencia de la Corte Internacional de Justicia solucionará, para siempre, el conflicto entre los dos países. Ello presupone cinco consideraciones: creer que la sentencia tiene un efecto mágico; desconocer la historia de las negociaciones con Chile; estar seguros de que obtendremos algo del reclamo; estimar que en este proceso los países actúan solos; y, finalmente, considerar que tenemos una cultura similar.
Analistas sostienen que presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, no debe poner condicionamientos a sentencia de La Haya porque hacerlo sería una “barbaridad jurídica” y generaría incertidumbre.
Temiendo un fallo adverso a Chile frente a la demanda interpuesta por el Perú ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya para recuperar nuestro mar usurpado por los chilenos, otro diputado de ese país alienta a burlar el fallo no cumpliéndolo de inmediato, sino postergándolo de forma indefinida, mientras continúan saqueando nuestras riquezas.
Por Javier Valle Riestra
La posición jurídica del Perú en el caso ventilado en la Haya es sólida teóricamente. La chilena es precaria; sin embargo, no esperemos una victoria total por más razones que esgrimamos, porque esa jurisdicción supranacional siempre falla dualmente. Nunca concede victorias totales. Ahí tenemos el recientísimo caso Nicaragua-Colombia. Ya los técnicos han anunciado que de producirse una victoria total o parcial del Perú, el gobierno chileno, podría tomarse hasta diez años para ejecutar el fallo que la Corte Internacional de Justicia, emitirá el próximo mes. Así lo ha dicho ambiguamente el Canciller sureño Alfredo Moreno. Son declaraciones que ha hecho a radio Cooperativa desde Italia.
Por Herbert Mujica Rojas
Siendo que por vez primera, desde 1879, pareciera ser que la justicia internacional pudiera dar parcial o totalmente razón al Perú en el contencioso marítimo a que llevamos a Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el 2014, sin hesitaciones ni hipérboles, debiera ser declarado ¡Año de la Reafirmación del Mar de Grau!
Las riquezas que no quiere devolver tras fallo favorable a Perú
La renuencia de Chile a señalar claramente que tras conocerse el fallo de La Haya sobre el diferendo marítimo con Perú, lo acatará y ejecutará de manera inmediata, se sustenta en las riquezas marinas y económicas que usufructúa ilegalmente en la zona del Mar de Grau en disputa y que no está dispuesto a dejar. Y es que en juego hay casi 320 mil toneladas de anchoveta y jurel, lo que representan más de 2.500 millones de dólares anuales
Por Herbert Mujica Rojas
Cuando este 27 de enero la Corte Internacional de Justicia de La Haya emita su veredicto en el contencioso marítimo a que Perú llevó a Chile, el país entero, de norte a sur, de este a oeste, estará en condiciones inmejorables, nunca habidas desde el nefasto 1879, de generar, formular, construir lo que hemos llamado su Propia Respuesta, la que el Estado y gobierno episódico tienen que dar al pueblo peruano cuya vibrante alma digna debe comenzar su reconstrucción, aquella que una guerra de expoliación llevó hasta los niveles más dolorosos y opresivos.
Sin titubeos, los representantes y abogados designados por el Estado de Chile para defender sus intereses a raíz del diferendo marítimo planteado por el Perú ante la Corte de La Haya, han sostenido ante la opinión pública nacional que la acción judicial intentada por este último carece de todo asidero, ya que a partir de los acuerdos de 1952 y 1954, existe un tratado de límite marítimo vigente entre ambos países.