Chilenos queman pertenencias de venezolanos ante incapacidad de Piñera para frenar inmigración de ilegales

Perú debe estar atento ante pretensión de Chile de enviarnos la escoria venezolana. Las ONG defienden a los ilegales, no a los ciudadanos que son potenciales víctimas del hampa.

Ante la incapacidad del presidente chileno Sebastián Piñera de frenar la inmigración ilegal venezolana, los chilenos de Iquique reaccionaron exigiendo su expulsión y parte de los manifestantes arremetió contra ellos quemando sus pertenencias.

contra venezolanos set 2021

Se trata de escenas ya vistas en países como Brasil y Ecuador, donde cansados de los ataques del hampa venezolana los ciudadanos decidieron echarlos y agredirlos.

Aunque sin caer en excesos de quema de pertenencias, los ciudadanos de un país tienen todo el derecho de rechazar la llegada de inmigrantes no deseados, como los ilegales, en especial si los venezolanos en su mayoría tienen malas costumbres y parte de ellos son delincuentes muy peligrosos, de modo que es cuestionable que algunas ONG como Human Rights Watch tilden la actitud de rechazo de xenofobia, cuando se trata de autodefensa. Claro está, los voceros de estas ONG no hablan gratis, se llenan los bolsillos con miles de dólares para atizar el flujo de migrantes y todo tipo de lacra.

En el Perú los venezolanos todos los días matan o hieren a un peruano, todos los días asaltan a cientos, además de incurrir en otros delitos y prostitución, proxenetismo y otras fechorías. Incluso hay secuestro de menores para venderlos presuntamente para traficar con sus órganos. Todo con niveles de crueldad y salvajismo nunca antes visto: descuartizamiento cogiendo la cabeza como trofeo, extirpación de la lengua de una persona viva, etc.

Si los gobiernos no actúan y no expulsan con rapidez a esta lacra, los ciudadanos no tienen por qué ser víctimas y tienen el derecho de expulsarlos, porque en cada país los ciudadanos mandan y deciden con quiénes quieren compartir su tierra y con quiénes no. En el Perú ya en varias localidades los venezolanos han sido expulsados exigiéndoles que nunca regresen.

Y claro está, Nicolás Maduro goza enviando a sus hampones vaciando sus cárceles con asesoría de la perversa Cuba.

En estas condiciones, que los ciudadanos organizados expulsen a los venezolanos es un acto de autoprotección, antes de que ellos o sus familias sean víctimas. Debe respetarse esta organización de autodefensa ante la incapacidad de las autoridades. Si bien es cierto que no todos los venezolanos son delincuentes, no vale la pena correr el riesgo de que ataquen, por ello deben ser enviados a su país.

Perú debe estar alerta

El Perú debería estar alerta en la frontera sur, porque ya hay antecedentes de carabineros chilenos facilitando a los venezolanos expulsados la entrada a territorio peruano. De igual manera, Ecuador facilita a los venezolanos el ingreso al Perú incluso pagando viaje en bus.

A continuación, el episodio en Chile, narrado por Telam:

Queman pertenencias de migrantes venezolanos en Chile al grito de “¡Fuera ilegales!”

En un clima tenso y de hostilidad, en Iquique, en el norte del país, una marcha recorrió unas 10 cuadras, desde el casco histórico hasta la playa ubicada sobre el Pacífico, con banderas chilenas, whipalas -símbolo multicolor de los pueblos originarios- y pancartas con consignas como "no más inmigración ilegal" y "Chile es una república que se respeta".

Algunos manifestantes en Iquique quemaron pertenencias de venezolanos Télam

elDiarioAR

25 de septiembre de 2021 22:03h

Al grito de "¡Fuera ilegales!", unos 5.000 chilenos marcharon este sábado contra la llegada de migrantes sin documentos en la norteña ciudad de Iquique y algunos quemaron las pertenencias de un grupo de inmigrantes venezolanos, un día después del violento desalojo en una plaza de un campamento de recién llegados, que dejó un herido y 14 detenidos.

En un clima tenso y de hostilidad hacia los inmigrantes venezolanos, los manifestantes cantaron el himno de la ciudad y desfilaron unas 10 cuadras, desde el casco histórico de Iquique hasta la playa ubicada sobre el Pacífico, con banderas chilenas, con whipalas -símbolo multicolor de los pueblos originarios- y pancartas con consignas como "no más inmigración ilegal" y "Chile es una república que se respeta", reportó la Radio Cooperativa.

Al llegar a las costa, los carabineros tuvieron que controlar escaramuzas aisladas provocadas por residentes chilenos que se acercaron a agredir a venezolanos en situación de calle, quienes buscaban esconderse en otras zonas de este balneario para evitar a los manifestantes, según la agencia de noticias AFP.

Otros manifestantes radicales se dirigieron a un pequeño campamento de migrantes venezolanos -que no estaba sobre el recorrido de la marcha- y quemaron en una barricada sus pocas pertenencias: carpas, colchones, bolsos, frazadas, juguetes y hasta cochecitos de niños, mientras algunas personas chiflaban, hacían sonar sus cacerolas y coreaban "no más migrantes".

"Yo soy nacido, criado y malcriado en Iquique y siempre he vivido en esta zona del norte y esto que estamos viviendo es terrible porque el problema es que en Venezuela han abierto sus cárceles y parte de esa gente ha llegado a Chile", dijo un manifestante, al hacerse eco de un rumor falso.

"Lo peor es que este Gobierno de Chile ha dejado que esto crezca y los que han llegado no son refugiados políticos ni inmigrantes que aportan con su trabajo, aquí han llegado muchos delincuentes", agregó al lamentar, como muchos de los manifestantes, el aumento de los asentamientos que levantan inmigrantes con casas de cartón y chapa en las afueras de este puerto situado a casi 2.000 kilómetros de Santiago.

Otros manifestantes pedían a los más violentos que respetaran la acción pacífica, mientras en los restaurantes del casco histórico los meseros venezolanos y comensales chilenos veían desde lejos algo que calificaron como "triste".

"Ni todos los venezolanos roban ni todos los chilenos nos odian", comentaban en una mesa del café Francesco de la plaza Prat.

La marcha ocurre un día después del desalojo de un campamento en la plaza Brasil, donde desde hace un año pernoctaban los migrantes más pobres y sin papeles que no logran llegar a la capital chilena y sobreviven vendiendo dulces, pidiendo limosna o limpiando vidrios en los semáforos de la ciudad.

El gobernador de región Tarapacá -donde se encuentra la localidad-, José Miguel Carvajal, responsabilizó de la crisis migratoria en el norte chileno al Gobierno del presidente Sebastián Piñera y criticó que ni él ni el alcalde de la ciudad fueran alertados del desalojo del viernes que alimentó el rechazo de una parte de la población.

Carabineros explicó que tenían la orden de desalojar y recuperar el espacio público, pero no de reubicar a las personas.

"Las 100 familias en la plaza Brasil, hoy estaban deambulando en distintos espacios públicos; están reubicándose con amigos, cercanos, con los cuales se están yendo a alojar nuevamente con carpas a las playas de Iquique, y otros están movilizándose a tomas (asentamientos) de Alto Hospicio", la zona industrial en las afueras de Iquique, expresó Carvajal.

La colectividad venezolana es la más numerosa en Chile, con más de 400.000 personas, aunque se estima una cifra mucho mayor ante el aumento de ingresos a pie por pasos clandestinos en la frontera con Bolivia desde 2020, cuando Chile cerró sus fronteras por la pandemia.

El Gobierno chileno dio, asimismo, un giro a su política de solidaridad migratoria con los venezolanos, defendida por el presidente Piñera en 2018, cuando ofrecía unas visas exclusivas para que "tuvieran oportunidades en Chile".

Desde entonces se redujo drásticamente la aprobación de cualquier visa para quienes viajaran desde Venezuela, luego vino el cierre de fronteras por la pandemia y muchos venezolanos han empezado a llegar tras vivir unos años en Colombia, Ecuador y Perú.

Los ingresos de personas a Chile por pasos clandestinos suman 23.673 hasta julio, casi 7.000 más que en todo el año pasado, según el informe del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) del mes de septiembre.

CRM con información de la agencia Télam

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